
El Rubí es considerado una de las cuatro gemas preciosas, junto con el zafiro, esmeralda y diamante. Es considerado el segundo mineral más duro después del diamante.
Una joya con rubí representa el regalo perfecto debido a la belleza exquisita de la piedra y es, en definitivo, un motivo de contento porque el rubí también significa paz y alegría.
El Rubí es una variedad colorida del Corindón (un cristal de óxido de aluminio), que deriva su nombre del sanscrito “kuruvinda”. El Corindón produce gemas “alocromáticas” y los restos de elementos minerales como el cromo, el hierro y el titanio, además de centros de color, coloran las gemas en diferentes tonalidades. Cabe aclarar que el Rubí e2s solo en un 80% rojo ya que el restante 20% muestra tonalidades de naranja, rosa, violeta o lila.
El Rubí es una de las gemas más costosas y raras entre las Piedras Preciosas conocidas, mucho más rara que el Diamante, sobre todo en ejemplares de rojo intenso y puro. Los ejemplares de calidad superior y particularmente trasparentes pueden ser clasificados con la sigla AAA. Al ser una gema dicroica (dos colores: rojo púrpura y rojo anaranjado) y por lo tanto pleocroica, el Rubí, incluso el más fino, no tendrá nunca más del 80% de rojo puro, con gotas secundarias de naranja, rosa, púrpura o violeta.
El Rubí puede ser expuesto a limpiezas normales, a limpieza a vapor y a limpieza de ultrasonidos. Esta gema puede tener obturaciones y espacios vacíos, cavidades, fisuras y por lo tanto está más expuesta que otras a daños derivados del uso de algunos solventes, por lo tanto, es mejor evitarlos.
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